Miguel A. Bernao - ARTE SIN FRONTERAS

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Miguel A. Bernao

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Miguel Ángel Bernao Poeta

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Prisma

En la luz menguante de tu indeciso eclipse
con capricho arrogante y deleite impreciso
las gozosas sensaciones inspirarse pueden
en los horizontes clandestinos de tu retiro.

Inocente primavera que sobrevuela por el aire,
a veces, por los claros del cielo, germinan odas
los cantos imprecisos y los confines se olvidan,
que renace el amor sentido con el alma rota.

Alguien dijo que la exactitud es incoherencia
de dos mundos separados por un destino,
sobre el azul claro de los calmados mares
y las sombras de los insondables abismos.

No conozco el razonamiento que me nutra
de la falta de sentimiento que se enreda
en las noches agrestes sin cálidas estrellas
que la vida dejó colgada en mi memoria.

Y aunque el intelecto cubra esperas desiguales,
la eternidad, con polvo y sombras en el costado,
hallará la manera de amanecer eternamente
en los desiertos anclados y fértiles de tu pasado.

La estrategia es domar la hambruna  
de esta dormida pasión que se desata
por los vértices de un ardiente prisma
que convirtió nuestro amor en nostalgia.

Miguel Á. Bernao


 
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Tranquilos mares

Sucede que el rosal se embriaga de espinas
en las primaveras melancólicas del recuerdo,
sucede que los clandestinos pétalos de rojo azahar
fecundan las germinadas estrías del desconsuelo.

Sucede a veces, que las trémulas ilusiones
vuelen por los aires densos y los placeres,
con la gravedad acobardada y dilatada la espera
ante el encuentro del sol con las mareas.

Sucede que las brumas enturbian claridades...

Sucede que la noche a cuestas lleva sus pesares
e incluso que las lágrimas posadas en los cautelosos ríos
dejen en las cuencas del destino...los tranquilos mares.

Miguel Á. Bernao



 
Eterno Sacrificio

No crean las nubes la sombra que vaga
entre el filo invisible de los contornos,
no espanta la mirada la lluvia, ni transforma
la lágrima el caudal de los cielos tormentosos.

Porque me he perdido en la sabiduría
buscando acantilados llenos de escombros,
ya dispuse el navío en mares de esperanza
sobre propicias y calmadas aguas sin fondo.

Y los aires se van llevando prendida el alma,
entre lluvia leve...regando lirios amarillos,
ahogando los martirios en los océanos
del oscuro recuerdo y el eterno sacrificio.

No importa perder tiempo en la batalla
donde la oscuridad cree apropiarse de lo eterno,
ni importa que la sangre ahogue soles sin brillo
si las noches aún disponen estrellas de artificio.

En la soledad...no se siente el silencio...
ni estas tempestades que levantan mareas
podrán dejar inconscientes los sentimientos,
donde los recuerdos siempre duermen
en sutiles e inimaginables momentos.

Esta vida arrastra tres lentas soledades:
la impronta, el amor y el eterno sacrifico.

Miguel Á. Bernao


 
 
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